Josep Burcet, 2005

Con la aceleración del cambio la sociedad, la ciencia, la tecnología y la economia han empezado a trnasformarse muy deprisa y todo indica que durante la segunda década, entre 2010 y 2020, el ritmo se va a intensificar aún mucho más.

Estando así las cosas, las organizaciones deben prepararse para desenvolverse y prosperar en un entorno muy volátil y turbulento.

Pero la cultura actual de las organizaciones surgió de un mundo que era mucho más estable. Se trata de una cultura que funcionó razonablemente bien en un entorno de cambios moderados. Ahora, por el contrario, para dar respuestas ágiles frente al cambio intenso, la cultura organizacional de las épocas de mayor estabilidad no acaba de funcionar.

Como es lógico, mientras las organizaciones han actuado en ambientes relativamente estables, el arte de gestionar el cambio no fue una prioridad y, en consecuencia, se ciltivó poco. La dirección de las organizaciones se centraba fundamentalmente en:

conservar el nicho de mercado que habían conquistado,
gestionar su crecimiento y
en mantener su estabilidad interna.
En épocas más estables las organizaciones funcionaban razonablemente bien por la vía del control, la planificación estratégica, las órdenes de arriba abajo, las estructuras burocratizadas y una garantía de seguridad y estabilidad para todo el mundo.

Cuando se acelera el cambio, todo esto se modifica radicalmente. La necesidad de dar respuestas rápidas a situaciones emergentes poco previsibles …

Compromiso, co-responsabilidad, creatividad, iniciativa por parte de todo el mundo

La gestión de su propia transformación se acometía excepcionalmente, ráramente, como una operación puntual que separaba períodos de estabilidad que duraban años.

Ahora la situación es distinta. Ahora, la gestión de la propia transformación se ha convertido en un cometido de gran importancia estatégica que debe llevarse a cabo de forma continuada como un aspecto más de las tareas habituales de gestión la general de la organización.

La aceleración del cambio requiere
que las organizaciones:

a)
inicien un cambio de cultura que consiste en asimilar pautas nuevas que permitan respuestas rápidas frente a los cambios externos.

b) desarrollar procedimientos para potenciar su propia capacidad de transformación

En el curso de los años que se avecinan, la estrella de la gestión será la gestión del cambio y el cambio más importante que deberá gestionarse será la transformación interna encaminada a potenciar la flexibilidad.

Aquellos que lo logren serán los que estarán mejor situados para afrontar las transformaciones más intensas de la segunda década, entre 2010 y 2020.

error: Content is protected !!