Artículos sobre «el cambio»

Cómo cambiar nuestra realidad

Escrito por XAVIER GUIX 09/01/2010

Nos levantamos de buena mañana y mientras nos duchamos, a nuestro alrededor hay todo un mundo que se mueve. A la vez que nos enjabonamos, otras personas están haciendo cosas, aparentemente independientes a nosotros. Cuando nos secamos el pelo, alguien está corriendo porque llega tarde al trabajo, porque ayer salió de fiesta. Otra persona quería subirse a un taxi, pero alguien se le adelantó. Al salir de casa, pasamos por una cafetería que aún no ha abierto la máquina de café porque el encargado ha estado un rato discutiendo con su pareja por teléfono. Y salimos apresurados en busca de otra alternativa cuando escuchamos un frenazo de un taxi que no puede evitar atropellarnos.

Sólo si una de las cosas que sucedían mientras estábamos en la ducha hubiera sido de otra manera, sólo una, puede ser que el taxi hubiera pasado de largo sin atropellarnos. Incluso puede que ese taxi no hubiera pasado nunca. Pero siendo como es la vida, un conjunto de contingencias, de causas y efectos, de incidentes y accidentes, de circunstancias que diría Ortega y Gasset, cabe preguntarse con qué actitud queremos afrontar esta realidad universal: ¡todo está conectado!

EL TODO Y LAS PARTES

“Para crear una tarta de manzana, primero tienes que crear un universo”

Carl Sagan

Cuenta David Jou, catedrático de Fisiología de la Universidad Autónoma de Barcelona, que nuestra realidad, constituida fundamentalmente por átomos, no existiría si los valores de las constantes físicas, como la gravitación, la masa del electrón o la interacción nuclear débil, por ejemplo, fueran ligeramente diferentes de lo que son. Así es como podemos descubrir dos puntos de vista bien distintos: que la vida es un azar o que el universo y todo lo que existe en él es como debe ser, o sea, que todo está bien.

Ya no caben dudas de que en este mundo todo está interconectado, todo está en relación con todo. Así lo afirma Lynne McTaggart, periodista especializada en ciencia. “Toda la materia del universo está conectada en el nivel subatómico a través de una constante danza de intercambios cuánticos de energía. En el más básico de los niveles, cada uno de nosotros es también un paquete de energía pulsante en constante interacción con ese mar de energía”.

Siendo así, lo que hacemos y lo que pensamos está influyendo y a la vez es influido por el conjunto de la existencia. El todo nos afecta y cada uno de nosotros afecta a ese todo, llamémosle universo, sociedad, país, barrio, familia, relaciones y uno mismo. Eso nos debe hacer pensar si, entre el Yo y la circunstancia, existe alguna separación.

LA ACTITUD EXISTENCIAL

“Lo que tú evitas sufrir, no lo hagas sufrir a otros” (Epicteto)

Aunque formamos parte de un todo, cada día al levantarnos, no nos encontramos con ese todo, sino con sus partes, con pequeñas proporciones de vida a las que decidimos prestar atención. Esto significa que nos convertimos en el observador que da sentido de realidad a nuestras experiencias. Ésa es nuestra primera responsabilidad. Ésa es la primera decisión: ¿con qué actitud afrontamos la existencia?

Ante ese maremagno caótico de azares, muchas personas escogen el papel de víctima. Ya que el mundo está lleno de suertes e infortunios, pues ¡qué le vamos a hacer! Entonces la vida se convierte en una barca que va según sopla el viento y en constante amenaza de deriva. Los victimistas creen que lo que hagan o dejen de hacer no va a cambiar las cosas y que, lo que tenga que suceder, sucederá, y por supuesto sucederá siempre lo peor. Ante esta evidencia inamovible, según su punto de vista, no cabe otro remedio que la queja o la resignación.

Otras personas, en cambio, deciden que la única manera de sobrellevar tanta incertidumbre existencial es controlándolo todo. No hay mejor manera de quitar incertidumbre que despejar incógnitas, planificar al detalle y anticipar los movimientos ajenos para evitar sorpresas emocionales. Con tal que todo ocurra según lo que tienen previsto, los controladores fuerzan las cosas, fuerzan al tiempo, se fuerzan a sí mismas y fuerzan por desgracia a los demás.

COCREANDO LA REALIDAD

“Maestro, ¿cuál es el secreto de tu serenidad? Entregarme incondicionalmente a lo inevitable” (pensamiento estoico)

Por suerte nos queda, al menos, una tercera vía: la de hacernos uno con el todo. Es decir, conjugar eso que llamamos circunstancias con nuestra capacidad creadora. Es cierto que, lo observe o no, ahí fuera existe un mundo de leyes físicas y de fenómenos intangibles que capto a través de mis sentidos. Pero también es cierto que quien enseña a los sentidos es el observador, es ese Yo que decide y que piensa y siente sobre todo lo que le sucede. Por eso las cosas no son como son, sino como somos.

Decía Séneca que la sabiduría radica en saber distinguir correctamente dónde podemos modelar la realidad para ajustarla a nuestros deseos, de donde debemos aceptar, con tranquilidad, lo inalterable, o sea, lo que es. Pero aceptar no debe confundirse con resignarse. Si algo nos hace creadores es la capacidad de transformar las cosas, no de soportarlas. Y no puede haber transformación sin aceptación previa. Quien más, quien menos ha intentado, sin éxito cambiar la naturaleza de las cosas y a los demás. Lo intentamos hasta que nos damos cuenta de que, para cocrear, partimos de lo que es y no de lo que debería ser.

YO SOY MIS CIRCUNSTANCIAS

“El hombre no es hijo de las circunstancias. Las circunstancias son hijas del hombre”

Benjamin Disraeli

Cuando Ortega y Gasset acuñó su poderoso aforismo, añadió: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. A mi modo de ver, nuestro filósofo intuyó que las circunstancias no son algo que ocurre a pesar del individuo, sino una realidad relacional indivisible. No estamos en el mundo sino que el mundo está en nosotros.

A menudo hago la siguiente pregunta: ¿aceptas que estás viviendo la vida que has escogido vivir? Mucha gente cree que no porque algunas decisiones de su vida no las han tomado ellas. Ocurren hechos que sin duda condicionan nuestra vida, pero nunca la determinan. No podemos cambiar los hechos, pero sí la manera en que nos relacionamos con ellos.

Si respondemos afirmativamente a la pregunta, eso nos hace responsables, que no culpables, que es otra historia. Yo soy mis circunstancias porque, de la relación que establezco con ellas, nace una realidad. Y Yo seré eso y no otra cosa. Lo bueno es que mañana puedo crearlo todo de otra manera. Eso sí, si no lo creo, no lo veo.

Escrito por XAVIER GUIX 09/01/2010

Leído en: http://www.elpais.com/articulo/sociedad/cambiar/realidad/elpepusoc/20100109elpepusoc_2/Tes

 

Sin miedo a los cambios

Lo único que no cambia es el cambio. La vida es movimiento; de lo contrario, estaríamos muertos. Sin embargo, nos cuesta afrontar novedades, salir del confort. Hasta que llega el caos en forma de crisis existenciales.

Metidos en la experiencia de la dualidad, los humanos nos debatimos entre el orden y el caos. Como predijo Heisenberg en el Principio de incertidumbre, no se pueden predecir los acontecimientos futuros con exactitud si ni siquiera se puede medir el estado presente del universo de forma precisa. Dicho de otro modo, no sabemos, ni podemos, controlar lo que sucederá dentro de nada. El control solo es una falsa ilusión con la que algunos se quedan algo más tranquilos.

Si todo estuviera siempre ordenado, no existiría la creatividad, ni el cambio, ni la curiosidad. Ni tan siquiera la tarea de ordenar. Permanecer en el orden le hace a uno rígido, inalterable, previsible y hasta obsesivo. Claro que, a su vez, el orden confiere seguridad, permanencia, especialización y estabilidad.

Vivir siempre en el caos o en el orden más absoluto es agotador. Por eso, la clave es encontrar orden en el desorden tal y como proclaman los partidarios de la Teoría del Caos, o como comprueban a diario todas la madres que intentan ordenar la habitación de sus hijos.

Todo tiene su función

“En las crisis, el corazón se rompe o se curte” (Honoré de Balzac)

Muchos hemos experimentado lo dramáticamente juguetona que puede llegar a ser la vida; pone en desorden aquello que creemos tener ordenado hasta la perfección. Cuando afecta a nuestra identidad, hablamos de crisis existenciales.

Se caracterizan por un estado letárgico y oscuro del que parece que no saldremos jamás. Nos hacen sentir incapaces de tomar decisiones. No hay claridad, no hay futuro. Sin embargo, las crisis existenciales tienen su función. Advierten que hemos postergado nuestra evolución en aras de la seguridad, el placer o la falacia de eternidad que a veces adjudicamos a los objetos y también a los sujetos. En segundo lugar, sirven en bandeja una lección: es en el caos donde se produce el milagro del aprendizaje. Y en tercer lugar, proporcionan posibilidades, entre ellas, la de reinventarnos.

Diferentes crisis, toda una vida

“En esta vida hay que morir varias veces para después renacer. Y las crisis, aunque atemorizan, nos sirven para cancelar una época e inaugurar otra” (Eugenio Trías)

Porque la vida es movimiento, pasaremos por diferentes etapas que solo podremos resolver surfeando sobre una crisis. Al margen del desarrollo evolutivo, con puntas críticas como la adolescencia, la crisis de mediana edad y la vejez, el propio devenir existencial acarrea estados y estadios de tormentosa búsqueda del ser, de incomprensible desazón vital, de conquista de nuestra libertad y de encontronazo con nuestros límites y condicionamientos.

Cuando cuesta encontrar sentido a la vida, es fácil caer en esos miedos que los existencialistas identifican como falta de deseo y motivación de autorrealización, o sea, el miedo a la muerte. Como narra Ken Wilber, “la muerte es Thanatos, Shiva y Sunyata, y apenas nos damos cuenta de su presencia el terror nos paraliza. En este nivel nos enfrentamos con el terror existencial, con el miedo, con la angustia y con la enfermedad de la muerte”.

El mismo Wilber recopiló una lista de nuestras pesadillas existenciales:

1. Depresión existencial: estancamiento vital ante la falta de sentido de la vida.

2. Falta de autenticidad: falta de conciencia y aceptación de la propia finitud y mortalidad.

3. Soledad y extrañeza existencial: un sentimiento de sí mismo suficientemente fuerte que, sin embrago, se siente ajeno a este mundo.

4. Falta de autorrealización: según Maslow, si eres menos de lo que eres capaz, serás profundamente infeliz el resto de tu vida.

5. Ansiedad existencial: amenaza de muerte o pérdida de la modalidad autorreflexiva de ser-en-el mundo.

No somos, sino que devenimos

“Sabemos lo que somos, pero no lo que podemos llegar a ser” (William Shakespeare)

Estos entuertos no sucederían si nos limitáramos a existir. Sin embargo, preferimos vivir. Y al vivir nos convertimos en cocreadores de realidades. No van a parar de suceder cosas porque la vida es cambio, movimiento e imprevisibilidad. Nuestras expectativas son una invitación constante a la frustración y al desasosiego. Topan con otras realidades, incidentes y vidas cruzadas. Cuantas menos expectativas, mejor.

Para mucha gente, esto significa renunciar a las ilusiones. No obstante, cabe preguntarse por la residencia de la alegría, del entusiasmo y la ilusión. ¿Dónde habitan? ¿En el presente o en el futuro? ¿Dependen de nosotros o de los demás? La ilusión por el mañana la vivo ahora y aquí. Mañana, Dios sabe lo que sucederá. Quien habita en su corazón entusiasta, alegre, con ilusión, expande esa energía.

Muchas crisis nacen de tantas ideas preconcebidas, también sobre nosotros mismos. Hay que ir quitándose esas falsas etiquetas de lo que somos, para entender que acabamos deviniendo según nuestras experiencias, relaciones y la consciencia que pongamos en todo ello.

El misterio de vivir

“El hombre nunca sabe de qué es capaz hasta que lo intenta” (Charles Dickens)

Nuestros escenarios vitales se llenan a menudo de misterios, es decir, situaciones sin explicación. Podemos distinguir la vida, como hizo el filósofo Gabriel Marcel, entre problemas y misterios. Todo lo que es resoluble forma parte de los problemas. ¿Qué ocurre con lo que no tiene respuesta? ¿Cómo interpretar lo que ni tan siquiera alcanzamos a comprender? Como dijo Alan Watts, “la vida es un misterio a vivir y no un problema a resolver”.

Las crisis existenciales nos arrojan al misterio de vivir. Ante el misterio solo cabe la fe, que no es más que la entrega a ese misterio con el convencimiento de que abandonarse a su poder acabará siendo beneficioso. No estamos entrenados para vivir en la incertidumbre. Tampoco es deseable una vida en la que solo exista el caos. Todo es cambio. Cuanto más nos resistamos a aceptarlo, probablemente más crisis sufriremos.

Escrito por XAVIER GUIX 19/09/2010

Leído en: http://www.elpais.com/articulo/portada/miedo/cambios/elpepusoceps/20100919elpepspor_6/Tes

 

20 frases inspiradoras de Alex Rovira sobre el cambio

Estas frases las he encontrado en un blog y fueron dichas por Álex Rovira en una conferencia dictada en un Congreso de AJE en la que hablaba sobre “Compromiso, Confianza y Calidad”:

1. “La confianza es como un embarazo: o se está o no se está”

2. “La magia es tecnología avanzada”

3. “La longanimidad es el estado de ánimo que nos permite superar la adversidad”

4. “A veces se gana y a veces se aprende“

5. “El problema de este país es cultural. El 70% de los jóvenes quieren ser funcionarios. Y no por vocación”

6. “El coraje no es ausencia de miedo, es la consciencia de que hay algo por lo que vale la pena arriesgarse”

7. “Cambio=Necesidad-Resistencia”

8. “Transformación=Cambio+Sentido”

9. “Sentido es la capacidad que tenemos para dar la vuelta al sufrimiento y convertirlo en creatividad”

10. “Lo que da sentido a la vida es el amor y la creatividad. Si no, desayunaremos todos con Prozac”

11. “Tranformación=Actitud*Conocimiento*Habilidad*Compromiso. Todas son necesarias para emprender”

12. “El talento será cada vez más una commodity. hay que diferenciarse en talante”

12. “El talento será cada vez más una commodity. hay que diferenciarse en talante”

13. “Lo que creemos es lo que creamos”

14. “Generamos valor en la medida en que satisfacemos necesidades”

15. “Hay cuatro tipos de paradigmas culturales en las empresas: constructiva cooperativa, pasivo defensiva, pasivo agresiva y agresiva destructiva”

16. “La especulación es indecente, porque implica que te forres sin currar; y es uno de los grandes problemas del sistema económico actual”

17. “El pensamiento nos lleva a la conclusión, pero la emoción nos lleva a la acción”

18. “No podemos cambiar al otro. Inspirar, motivar, ilustrar… Es el camino para el cambio cultural”

19. “Las actitudes del ahora marcan el signo de vida del futuro”

20. “Nuestros abuelos pasaban hambre, pero iban a Alemania; vayámonos a Brasil“

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